¡Hola de nuevo!

Como ya os dije hace un par de publicaciones atrás, me he apuntado al Comité Internacional de la Universidad.

Es un club que ayuda a aquellas personas que vienen a estudiar a la Universidad de Navarra a que tengan la mejor experiencia posible durante su estancia aquí en España.

A principios de curso, de cara al primer semestre, y a la vuelta de Navidades, de cara al segundo, se pone en marcha el Buddy Program. Este programa consiste en asignar a los miembros del comité varios alumnos que estén de intercambio. De esta manera, los estudiantes de Erasmus tienen a una persona en todo momento que les puede ayudar y aconsejar si lo necesitan.

Para ello, una vez al año, las personas que estamos dentro del comité asistimos a una mañana de formación para estar bien informados y poder resolver todas las dudas que les vayan surgiendo. Debemos estar prepardos para resolver todo tipo de problemas como pueden ser los siguientes: alquiler, sitios para visitar, seguros médicos, bancos, etc.

Además de ello, el grupo también suele organizar distintas actividades. La primera semana, por ejemplo, hicimos planes todos los días.

El primer día de clase realizamos un “Welcoming day”, -digamos que fue un acto de bienvenida-.  Fuimos al salón de actos de la Facultad de Ciencias y ahí, distintas encargadas del servicio de Relaciones Internacionales de la Universidad se encargaron de dar la bienvenida a los estudiantes de intercambio y de hablarles un poco de temas de cierta importancia para el día a día. Después, antes de que cada cual asistiese a las sesiones informativas que iban a dar en cada Facultad, disfrutamos de un coffee break. Ese mismo día por la tarde, los buddies (es decir, los alumnos de intercambio) conocieron el campús a través de los tours que los miembros del comité iban haciendo.

El jueves en cambio les hicimos un tour por Pamplona y acabamos de Juevintxo, -todos lo estaban deseando y para qué mentir, nosotros también-.

Finalmente, ese finde también hubo actividad. Yo no pude estar pero el sábado fueron a Logroño, a la Bodega Ysios, y el domingo, pudieron conocer a su capellán además de disfrutar también con una merienda.

La verdad que, aunque haya empezado hace poco, sí que he visto que la gente agradece este tipo de actividades y de tener a personas que les puedan ayudar siempre que lo necesiten. En nada yo también me iré de Erasmus y ojalá tener algo así en destino.

Hoy por hoy, hasta aquí puedo escribiros.