Os prometí hablaros del 50 aniversario de ETSAUN y la verdad es que no sé por dónde empezar. Fueron dos días llenos de emoción y fue todo un placer poder estar presente, así que gracias de parte del equipo colaborador de ISSA por dejarnos ser testigos.
El viernes por la mañana los talleres se llenaron hasta los topes para escuchar a grandes arquitectos, amigos de muchos, galardonados con premios Pritzker. Sus palabras inspiraron a los alumnos actuales para coger con fuerzas los exámenes y a los no tan actuales para enamorarse más de su oficio. Sus nombres os sonarán seguro: Francisco Mangado, Rafael Moneo y Eduardo Souto de Moura.
El sábado 25 fue el día más completo, fue un no parar. Por la mañana hubo múltiples visitas al Museo, ¡digo múltiples porque venía tanta gente que tuvimos que dividir los grupos que ya estaban divididos! Y es que el Museo de la Universidad de Navarra es una joya que todos estaban deseando conocer. Por la tarde se celebró una misa en Amigos con muchos guiños a la Arquitectura y más tarde nos reunimos en el salón de actos del Museo para el esperado acto académico. Fue tan emotivo como se esperaba o incluso más y los aplausos que sucedieron a cada intervención fueron bien merecidos. De ahí ya fuimos todos directos a la Escuela (sigo cuestionándome cómo no nos confundieron con un rebaño de ovejas, tanta gente en manada ¡parecía una excursión!) y tuvo lugar el encendido de las luces de la Escuela que daba paso a la cena. ¿Sabéis dónde? ¡En los mismos talleres! ¿Os imagináis llegar a vuestra clase y encontraros mesas con comida y música? ¡La gente no se lo podía creer! Eso sí, estaban irreconocibles porque estaban decoradas con divertidas caricaturas de profesores y todos íbamos con unas gafas decoradas, todo un puntazo. A la cena le siguieron varias horas de baile y de fotos, además el photocall era impresionante: ¡cascos y andamios de obra! Fue una noche espectacular que dejó a todos con ganas de que llegue ya el siguiente aniversario. Porque si nos impresionó a nosotras que apenas conocíamos a alguien y no éramos alumnas de la escuela, imaginad cómo debían de estar los de las primeras promociones al reencontrarse tras 40 años… Todo el mundo se deshacía en abrazos y gritos de emoción, precioso.