Antes de la Novena de ayer (la última del año), nos reunimos frente al central a las 19:45 una pequeña multitud de gente para observar el esperado encendido del árbol.
Se oían villancicos y algún que otro niño adorable de fondo que felicitaba la Navidad haciéndonos sonreír a todos y un ejército de camareras iban y venían sirviendo copas de champán, que la mayoría de las veces no llegaban a bajar las escaleras llenas. Llegado el momento, empezó una cuenta atrás, que nos hizo creer por un instante que era un treinta y uno en la Puerta del Sol de Madrid, y la delegada de la universidad, Ana Escauriaza, encendió las luces que rodean el árbol del jardín. Al poco comenzaron a verse fuegos artificiales por encima del central que, junto con los flashes de las mil fotos y selfies que le prosiguieron, iluminaban más que el mismo árbol. Quizás no era el árbol más bonito del campus, la verdad es que parecía bastante desplumado y es algo que se ve en las fotos cuando intentas adivinar según el recorrido de las lucecitas la forma del árbol, ¿sabéis los pasatiempos de los niños pequeños en los que hay que unir puntos hasta vislumbrar un dibujo? pues, si probáis a hacer lo mismo con el árbol de Navidad, creo que no os saldría como esperáis. , pero al final qué más da que el árbol esté verde y frondoso, lo importante es lo que este acto de ayer significó: ya es Navidad en más sitios aparte de en el Corte Inglés.