¡Buenas tardes a todos!
Después de bastantes entregas y presentaciones en estas últimas semanas, tuvimos la oportunidad de hacer un planazo. Estábamos hablando en la residencia de lo barato que le había costado la entrada a Disneyland París a un amigo por una oferta en la que adultos entraban a precio de niño y entonces ocurrió el momento estrella de cada viaje Erasmus, que es algo así como «¿Y si…?», «Venga, yo lo veo», mezclado con muchos grititos y sonidos sin traducción.
Comprobamos que había un tren OUIGO maravilloso que nos llevaba de Tourcoing a París Marne-La-Vallée-Chessy, es decir, que paraba justo en la entrada del parque y tardaba sólo una hora y media, así que estaríamos allí justo cuando acababan de abrir las puertas. En este momento la Tess friki de Disney estaba ya saltando de la alegría. Para volver, reservamos asientos en Flixbus a Gante, que nos ha acompañado ya en muchos de estos viajes exprés y que, además de ser muy cómodo y sin retrasos, nos facilita enchufes y conexión Wifi, lo cual es una maravilla cuando el viaje es larguillo.
Mi sueño siempre había sido ir a Disneyland París y la verdad es que disfruté de este viaje como una enana y eso que fue un día muy intenso, ya que salimos prontito de casa y volvíamos en un bus de madrugada. Siempre había sido amiga de la idea de visitar Disneyland por primera vez cuando puedes ir con tu grupo de amigos y eres más capaz de disfrutar de todas las atracciones y a la vez de todos los detalles y así recordar toda tu infancia y la verdad es que confirmé mi teoría con creces.
Por aquí os dejo unas cuantas fotos, como podéis ver, nos hizo un tiempo de locos: tan pronto había solazo como granizaba, ¡no exagero! Y eso fue un poco faena porque, aunque eran las típicas tormentas de verano de 10 minutos, muchos personajes y atracciones no estaban abiertas todo el día. Aún con todo, en 12 horas nos dio tiempo de ver prácticamente todo el parque y de vivir un día mágico.